La involucion presidencial de Mêxico.

viernes, 11 de febrero de 2011

Entre gasolinazos y alcoholazos.










Muy en sintonía con la innovación tecnológica que permite el empleo indistinto del alcohol etílico (etanol) y la gasolina en los motores de combustión, en México hoy padecemos, también indistintamente, de gasolinazos y alcoholazos, a cual más lesivos a la salud de la república. Veamos.

1.- Cada mes se nos receta un “ligero” aumento al precio de las gasolinas y el diesel, dizque para ir eliminando los subsidios sobre tales bienes. La Secretaría de Hacienda se justifica y asegura que no impacta en la inflación, desmintiendo el clamor de los bolsillos cada vez más exhaustos de la población, en tanto que se mantienen y refuerzan los subsidios a las grandes empresas que no pagan impuestos. Se argumenta que casi la mitad de la gasolina que se consume es importada, en tanto que la muy anunciada y comprometida refinería que debiera construirse en Tula, duerme el sueño de los justos supuestamente por falta de recursos, no obstante la reserva de más de 100 mil millones de dólares en las arcas del Banco de México. La protesta, en primera instancia encabezada por los transportistas, comienza a subir de tono y ya se anuncian paros nacionales que podrán desquiciar el movimiento de las mercancías; por lo pronto en la Península de Yucatán la convocatoria está siendo avalada por un amplio sector de la sociedad civil. Ya es hora de responder a tanto agravio.


Hablando de agravios. Ante la propuesta priísta de reducir el IVA a 12% a cambio de generalizar su aplicación a alimentos y medicinas, el que cobra como secretario de Hacienda, de apellido Cordero, declara que la propuesta le parece muy “sexi”. ¿Qué querrá decir con eso? Pareciera que el ejercicio sexual violento sobre la economía popular forma parte de las delicias eróticas del sedicente servidor público. Cordero del PAN que borras el ahorro del público, vete al carajo.


Por cierto, estos malandrines que manejan las finanzas púbicas se especializan en demostrar su ortodoxia neoliberal, aún a contracorriente de lo que se corrige en el mundo. El peso se aprecia a razón de 12 unidades por dólar como resultado del creciente flujo de capitales extranjeros, sin que ello corresponda a algún aumento en la productividad de la economía nacional que, por el contrario, se mantiene en picada. En efecto, hay un aumento en el ingreso de divisas producto del endeudamiento del país, sea por los créditos otorgados por el FMI y por el Banco Mundial, o por las inversiones especulativas en la bolsa susceptibles de ser retiradas de manera súbita, como suelen hacerlo los buitres de la especulación, con el claro anuncio de errores como el de diciembre de 1994. Mientras eso sucede, el tipo de cambio subsidia las importaciones que así resultan más baratas, en tanto que se saca de competitividad a las exportaciones al encarecerlas. Una bomba de tiempo.


2.- El alcoholazo. La semana pasada los diputados del PT, encabezados por mi doble tocayo Gerardo Fernández Noroña, desplegaron una manta alusiva a las supuestas debilidades alcohólicas del tal Caderón, con lo que se armó la tremolina en el recinto de San Lázaro y el retiro de la bancada del PAN en protesta. De ello dio cuenta, por ser noticia relevante, la periodista Carmen Aristegui, quien se atrevió a opinar que la oficina de la Presidencia debería pronunciarse al respecto, con la finalidad de evitar el rumor. En efecto, la dicha oficina se pronunció: esa misma tarde fue rescindido el contrato de la periodista con la estación de radio en que se difundía su noticiero todas las mañanas, bajo el argumento de haber violado el código de ética de la empresa al difundir rumores como noticia, lo cual fue hecho del conocimiento inmediato de la oficina de prensa presidencial. Contrario a lo recomendado por Aristegui, el rumor no sólo no se acalla sino que se convierte en vox populi y la compañera Aristegui agrega una nueva medalla a su brillante carrera de comunicadora comprometida con la libertad de expresión.


El tema es en extremo delicado. No coincido con AMLO que declaró que es asunto de la vida privada del personaje en sospecha y que lo importante es que es ilegítimo, corrupto e inepto (en esto último sí coincido). Como dijo Fernández Noroña en su manta, si no se le deja manejar el auto a un borracho, menos se le debe permitir manejar al país. Cabe mencionar que Carlos Castillo Peraza, mentor político de Calderón, ya lo había reconvenido epistolarmente cuando este fungía como presidente del PAN, anotando la inconveniencia de su gusto por el alcohol, con lo que la versión toma visos de realidad.


Hay algo en la historia reciente que nunca me he podido explicar y que, en su momento, así lo expresé en estas líneas. En una reunión extraordinaria de gabinete, a la media noche, se dispuso parar al país para atender a la emergencia de la epidemia de la influenza, entonces llamada porcina, contraviniendo las más elementales recomendaciones para la actuación pública ante este tipo de riesgos, particularmente la que indica que, a toda costa, debe evitarse el pánico entre la población. La resolución adoptada generó pánico, la economía se detuvo y México quedó aislado del mundo. La imprudencia produjo un costo mucho mayor que la enfermedad. Tal vez ahora me lo pueda explicar.