La involucion presidencial de Mêxico.

jueves, 16 de mayo de 2013

El Sindicalismo en La Educacion.




































Pedro Echeverría (especial para ARGENPRESS.info)


Si el gobierno y los empresarios siguen reprimiendo como hasta hoy, surgirá el México bronco.

1. El poderoso movimiento magisterial de 1989 encabezado por la Coordinadora (CNTE) contra la dirigencia espuria o charra que entonces tenía en la cabeza a Carlos Jongitud Barrios, obligó al gobierno de Carlos Salinas (1988-94) a desconocer a aquel líder del SNTE que en 1972 había acabado con el fuerte dominio del caciquismo de Robles Martínez. El presidente Salinas impuso a Esther Gordillo Morales como nueva líder pero ésta tuvo que reconocer a varias secciones sindicales independientes (Oaxaca, Chiapas, sección IX) y otras secciones “de composición”, entre ellas la sección X de profesores de enseñanza secundaria que fue un comité ejecutivo mitad charro y mitad independiente que en menos de tres años se hizo charro con la estrategia de la Gordillo.

2. A los tres años, quizá en 1992, al encontrarme con mi amigo Carlos Ezequiel, entonces uno de los más destacados dirigentes de la sección donde figuraban otros amigos y compañeros muy notables de izquierda (Ramiro, Palomino, Tobón, Torres, Martín, Jenaro y otros), me dijo algo así: “no nos dieron en la torre los charros, sino nosotros mismos -con nuestros enfrentamientos- llevamos a la derrota a izquierda sindical”. Entonces recordé que alguien me había comentado que mientras en la izquierda discutimos mucho, los dirigentes charros se dedican a hacer gestiones burocráticas que es lo que siempre solicitan los maestros de base; pero no sólo eso, sino que también cuentan con todos los apoyos administrativos, de dinero, además de un bajísimo nivel del magisterio que sólo quiere que obedezca.

3. ¿O acaso no son así todos los sindicatos a nivel gremial que sólo han sido educados a no ver más allá de sus intereses individuales y de gremio? ¿Hubo alguna vez en el mundo algún sindicato revolucionario cuya preocupación haya sido o sea, transformar radicalmente al país para que la producción y la riqueza producida sea repartida por igual, sin privilegios? Por eso muchos analistas han escrito que los sindicatos son sólo organismos para que los trabajadores vendan con mejores ventajas, en mejores condiciones, su trabajo no para que ellos mismos lo controlen y dirijan. Este es una discusión que debe reiterarse con los elementos que han surgido en los últimos 50 años. ¿Qué pasaría si Peña Nieto y su Pacto de partidos propone que los comités nacional y por estados se dividan por igual?

4. Imaginen un comité nacional del SNTE de composición: uno de Oaxaca, un charro, uno de Michoacán, otro charro, uno de Guerrero, otro charro, uno de Chiapas, otro charro, uno de la IX, otro charro, etcétera. ¿Pasaría lo mismo que pasó en la sección X después del primer comité o como hasta ahora ha pasado en Oaxaca donde la oposición charra es casi inexistente? ¿Estará el millón y medio de maestros preparado para un amplio proceso de educación sindical con ideas de solidaridad, de colectividad, de servicio comunitario o le será más fácil y cómodo seguir con el individualismo dominante en busca de privilegios? Obviamente la clase dominante, sobre todo los medios de información dirigidos por los intereses empresariales seguirá estando al servicio de los charros.

5. Lo que sucede es que todas las organizaciones sindicales son terriblemente gremiales y parece que no pueden ser de otra manera obligando al aislamiento. Llegan ha obtener un discurso revolucionario, a dar solidaridad a otras organizaciones en lucha; marchan muchas veces en las filas de partidos y organizaciones radicales, pero en última instancia domina el gremialismo que lleva a los dirigentes incluso a ser parte del gobierno, tal como está llena la historia de México de la que sólo se salvan los anarcosindicalistas en cuyos estatutos prohíben la participación en partidos y gobiernos. ¿Es que acaso no son las mismas masas sindicales quienes le piden a sus dirigentes favores de gobierno y la necesidad de incluirse en él para servirlos con más afectividad?

6. En octubre de 1976, hace 37 años, escribí un pequeño ensayo sobre las “Perspectivas de las luchas por la democracia sindical” en la revista Autogestión 2. En él escribía sobre las consignas que se manejaban –desde mi punto de vista erróneamente- de la independencia sindical, de la democracia en los sindicatos, del carácter de los sindicatos, de las falsas perspectivas de los pequeños grupos y de lo que llamé entonces “Nuestras perspectivas”. Proponía entonces: a) la organización de las bases por departamentos, turnos… b) que estos grupos discutan con independencia y libertad… c) romper la estructura piramidal e incorporar a las bases a la deliberación y d) Vetar cualquier acuerdo que no se tome por las bases. Sin embargo desde entonces ya veíamos el papel limitadísimo de los sindicatos.

7. Un año después, también publicada en Autogestión número 8, en noviembre de 1977, editamos una larga entrevista (de alrededor de 20 cuartillas) que le hice al político radical de izquierda, fundador del Frente Obrero Comunista (FOC) y asesor de más de 10 de los importantes sindicatos, Juan Ortega Arenas; en ella analiza ampliamente el papel de los sindicatos, de sus dirigentes, así como el papel de los partidos y grupos de izquierda. (Pienso que sería importante su reedición) Desde que Ortega dejó el PCM en 1953 y fundó el FOC, escribió libros y fundo el periódico Claridad, dedicó su vida al sindicalismo obrero. Fue al mismo tiempo motivo de fuertes críticas de quienes competían con él entre el sindicalismo charro o gobiernista y entre los grupos de izquierda. Ya falleció.

8. La realidad es que la calificación de “sindicalismo revolucionario” nació de Georges Sorel y su libro: “Reflexiones de la violencia”, que a fines del siglo XIX vio que el sindicalismo bien ideologizado podría cumplir el papel de dirección de los trabajadores hacia el gobierno de la sociedad. Le otorga Sorel una gran importancia a la huelga general dándole un papel central en la acción sindical. La concepción de los partidos de izquierda era que el sindicalismo debía de ser controlado por el partido revolucionario y socialista; la visión de los anarquistas sobre los sindicatos era de lucha social independiente junto a otros sectores de trabajadores por la revolución libertaria. Sin embargo esta discusión lleva más de doscientos años y vale la pena tenerla en cuenta.

9. ¿Qué papel debe cumplir la CNTE ante un gobierno del PRI y Peña Nieto que históricamente sabe tender trampas, engaños, maniobras, con el fin de envolver a sus enemigos? ¿Debe aprovechar la coyuntura de apertura temporal del régimen para negociar o debe cerrarse como se ha mantenido durante tres décadas? No puede haber respuestas categóricas y determinantes para la gente que piensa en soluciones en beneficio del pueblo. Así como Peña Nieto se ha tragado el PAN, PRD y demás con su Pacto, lo mismo busca hacer con los maestros de la CNTE. Pero allí está bien reflejado la política de la burguesía, pero también las posibilidades de avance de las organizaciones de masas. No hay duda de que estos debe analizarse con razón y pasión, pero evitando que una u otra domine.