Carlos Fernández-Vega (La Jornada)
Por más espectáculos que el gobierno ponga en escena –con discursos, reformas, anuncios a granel y muchos aplausos–, los ciudadanos de a pie ni lejanamente creen en el machacón discurso oficial de que todo marcha de maravilla, y mucho menos en la reiterada versión de que ahora sí, se los juro, México está en el umbral del primer mundo.
No hay quién los convenza de los grandes logros virtuales (marca Fox y Calderón), y hasta las tradicionalmente benévolas y amoldables encuestas oficiales y oficiosas dan cuenta del franco deterioro de la confianza, de por sí en el suelo. Discursos van y vienen, y a paso veloz el encopetado, cuan sonriente gran timonel, pierde credibilidad, incluso entre los sectores afines.
Ayer se presentó oficialmente el paquete económico 2015 (incluye iniciativa de ley de ingresos, propuesta presupuestal, criterios generales de política económica y misceláneos), en el que se vuelve a prometer un vigoroso crecimiento, es decir, lo mismo que en el par de paquetes previos que resultaron en dos fracasos consecutivos, con miras de que se sume el tercero al hilo.
Y no es cuestión de mala leche o de bola de cristal, sino que los porfiados, cuan fundamentalistas chamacos del sector público financiero –conocidos como los geniócratas, con su ministro del año a la cabeza–, insisten en que la única ruta correcta para sacar al país de la barranca en que cayó desde hace tres décadas es el caminito marcado en el mismo manual que desde entonces provocó la caída nacional. Un burro saca a otro burro, parece ser la consigna, y acumulan seis sexenios con la misma fórmula igual de mágica que de fallida. Las consecuencias están a la vista, pero van por más, si es que el país lo aguanta.
En vía de mientras, el Inegi informó que en agosto pasado el Índice de Confianza del Consumidor de nueva cuenta se redujo, para una caída anualizada de 7.9 por ciento con respecto al nivel registrado en igual mes de 2013. En ese periodo, los cinco componentes de tal indicador fueron a la baja.
A la mexicanada, pues, no la convencen con presentaciones faraónicas ni discursos marca Miguel Ángel Cornejo. Exige hechos concretos (resultados tangibles prometió Peña Nieto en su toma de posesión, lo que hasta ahora no es más que otra asignatura pendiente), beneficios palpables, progreso contante y sonante, y no promesas, de las que está saturada.
Pues bien, el Inegi detalla que esos cinco componentes que se mantienen a la baja son: situación económica en el momento actual de los miembros del hogar comparada con la que tenían hace 12 meses; situación económica esperada de los miembros del hogar dentro de 12 meses, respecto de la actual; situación económica del país hoy en día, comparada con la de hace 12 meses; situación económica del país dentro de 12 meses, en relación con la situación actual; posibilidades en el momento actual de los integrantes del hogar comparadas con las de hace un año, para realizar compras, tales como muebles, televisor, lavadora y otros aparatos electrodomésticos.
Todos ellos, de acuerdo con los resultados del citado índice, cayeron sustancialmente entre agosto de 2013 y el mismo mes de 2014. No es para menos, pues tardan más los geniócratas en salir públicamente a presumir que las cosas marchan de maravilla, que los mexicanos progresarán como los noruegos, que el país está en movimiento, que la economía es sólida como una roca y que creceremos a paso veloz, que la realidad en desmentirlos.
Revela el Inegi que sólo en agosto de 2014 el Índice de Confianza del Consumidor –que elabora conjuntamente con el Banco de México– reportó una disminución mensual de 0.28 por ciento respecto al mes previo. En ese periodo, se registraron reducciones en dos de los cinco componentes que lo integran, los cuales se refieren a la situación económica esperada del país y a las posibilidades en el momento actual por parte de los integrantes del hogar para efectuar compras de bienes durables. En contraste, los indicadores que hacen referencia a la situación actual y futura de los miembros del hogar, así como el que mide la situación económica presente del país, reportaron alzas en relación con el mes anterior, aunque ostentosamente insuficientes para remontar la caída anual.
Concretamente, apunta el organismo, el rubro que capta las expectativas sobre la condición económica del país dentro de un año respecto a la situación actual disminuyó 0.72 por ciento a tasa mensual, mientras el indicador que evalúa las posibilidades en el momento actual por parte de los integrantes del hogar, comparadas con las de hace un año, para efectuar compras de bienes durables, tales como muebles, televisor, lavadora y otros aparatos electrodomésticos, registró una caída mensual de 3.45 por ciento. Los tres indicadores restantes aumentaron 2.27, 1.69 y 0.71 por ciento.
No es novedad que el multicitado indicador esté en la lona. La información del Inegi permite establecer que desde 2008, cuando menos, la confianza de los consumidores se mantiene más que deteriorada. Entre ese año y el presente, el punto más bajo se registró en octubre-noviembre de 2009, durante la crisis del catarrito, pero si se compara con el último dato aportado por la estadística oficial, la distancia no es abrumadora. Por el contrario, desde el retorno del tricolor a la residencia oficial el descenso ha sido prácticamente permanente, y la distancia entre una fecha y la actual es, como dice la canción, cada día más corta.
En fin, a la vuelta de la esquina está el proceso electoral de 2015 y la confianza de los mexicanos cada día es menor. Por ello, es previsible que en las altas esferas del poder armen deslumbrantes anuncios –que no pasan de allí–, presenten mágicos resultados –que tardan más en divulgarse que en desplomarse– y espectaculares logros virtuales por doquier con miras a convencer a la ciudadanía de que la clase gobernante es tan efectiva que vale la pena volver a votar por ella en los comicios del próximo julio. Y esta mecánica no es exclusiva de los tricolores. De hecho es la única que conocen quienes están aferrados al hueso.
Las rebanadas del pastel
Se cumple un mes del ecocidio cometido por Grupo México en Sonora y las sanciones se mantienen en el aire. Al gobierno federal no se le ve la mínima intención de tocar al pichicato Germán Larrea, mientras la comisión especial del Legislativo no da el paso decisivo… Y para el beneplácito de los consumidores: hoy, noveno gasolinazo del año, es decir, nueve en igual número de meses.
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