Antonio Gershenson (La Jornada)
No sólo hay derroche por los que operan a Pemex en el sexenio que termina, sino por los que hablan del que sigue. Vamos a tomar en cuenta la información de varias fuentes oficiales para ver qué regiones son productivas y cuáles no. Nos basamos en las reservas al primero de enero de 2012, y en la producción del año pasado.
Empezamos por las aguas profundas, que son muy evidentes y de las que se vuelve a hablar. La producción, tanto de petróleo crudo como de gas natural es totalmente cero después de años de excavaciones. Y se reportan reservas probadas 0.7 por ciento de las nacionales. La perforación es carísima. Por lo mismo, lo mejor es dejar de derrochar ahí.
En el área de Chicontepec, donde se ha invertido un dineral en empresas extrajeras, se habla de 2 por ciento e incluso de uno por ciento de la producción nacional, y de un 7 por ciento de las reservas probadas, y aún esta cantidad ha sido cuestionada.
A esto debemos agregar la entrega, por largos plazos, de campos maduros para su explotación, los que en realidad sólo pueden dar rendimientos muy menores, en condiciones excelentes, para los contratistas.
La región de Burgos, también entregada a trasnacionales extranjeras y que produce gas natural en cantidad decreciente, tiene menos de 3 por ciento de las reservas probadas, y produce poco más de 20 por ciento del gas natural del país. Otra zona gasera, Veracruz, tiene 1.4 por ciento de las reservas probadas, y produce 11 por ciento del gas natural nacional, en cantidad también decreciente.
El resto de las reservas probadas (88 por ciento), la producción de crudo (99 por ciento) y la de gas (68 por ciento), están en el suroeste. Es ahí donde debemos buscar lo mejor y las mayores cantidades. La mitad de las reservas, el 51 por ciento de la producción del crudo y el 22 por ciento de la producción de gas están en la región marina noreste. Ésta, a su vez, incluye a Cantarell, que llegó a producir más crudo que el resto del país junto, pero que ha caído a menos de 20 por ciento de su máximo histórico y está contaminado con nitrógeno. La otra parte de esta región es Ku Maloob Zap, más nueva, pero con crudo pesado y súper pesado. De todos modos, tiene la mayor producción de crudo frente a otras regiones consideradas aisladamente.
Finalmente, están las regiones sur y marina suroeste, que tienen 44 por ciento de las reservas probadas, incluyendo las de mejor calidad. Producen 48 por ciento del crudo, incluyendo todo el crudo súper ligero y una buena parte del crudo ligero. Incluyen también la producción de 46 por ciento del gas natural. Debemos agregar que son las áreas trabajadas por Pemex con sus propios ingenieros y técnicos, sus equipos y demás.
Dentro de una de estas regiones, la marina suroeste, y dentro de ella el litoral de Tabasco, hay pozos nuevos que apenas empiezan a producir: Xux-Tsimin. El crudo es super ligero, 43 grados API. Hay otro pozo posterior vecino, el Kinbe-1.
Las proyecciones apuntan a que su producción de crudo y gas seguiría creciendo hasta por lo menos 2026. La principal es la de gas, para la cual se prevé, en 2017 y sólo de Tsimin, una producción casi igual a la actual de todo el litoral de Tabasco, que es de 719 millones de pies cúbicos diarios.
Conclusiones: Sólo se deben destinar recursos a zonas en decadencia o de mala calidad en la medida en que esté garantizada la recuperación con, por lo menos, algo de beneficio y en poco tiempo no agregar ninguna inversión ni ningún proyecto en estas áreas.
En vez de destinar la mayor parte de la información sísmica de la exploración a aguas profundas y similares, se deben destinar a zonas vecinas a las más productivas ya exploradas.
Aumentar las perforaciones en las mejores áreas, y no, como ahora, en zonas controladas por trasnacionales, pero con producción decreciente como Burgos, o muy caras y de producción muy baja como Chicontepec.
Se debe invertir en nuevas refinerías, para reducir la importación de gasolina y otros combustibles. Se debe generar energía con hidroeléctricas, viento y geotermia para reducir las importaciones de gas y otros combustibles, y para usar la producción nacional de gas en la petroquímica.
Se debe integrar en una sola entidad a Pemex, de modo que no se vendan productos o servicios de unas entes a las otras, sino que funcionen, como antes, de manera integral. Con eso, además, se reducen las múltiples burocracias de cada entidad, subdirección, sociedades anónimas y demás.
Con todo esto las inversiones rendirán mucho más y el país se beneficiará.
antonio.gershenson@gmain.com