Eduardo Ibarra Aguirre (FORUMENLINEA)
Comenzaban a llegar los primeros ejemplares a las librerías del Distrito Federal, de Calderón de cuerpo entero, el más reciente libro de Julio Scherer García, de obligada lectura para los interesados en el tema, y la respuesta de Los Pinos se produjo enseguida, el 13 de febrero.
Afirma Margarita Zavala en la interesante entrevista que realizó Pascal Beltrán del Río, publicada a dos páginas completas en Excélsior, justamente el diario que dirigió Scherer hasta el 8 de julio de 1976, en que un grupo de cooperativistas lo depuso de la Dirección General, con el apoyo abierto de Luis Echeverría Álvarez:
“–Bueno, creo que ya no tengo siquiera la posibilidad de registro, pero he decidido que aquí entramos juntos y salimos juntos. Estoy muy orgullosa de la manera en que valientemente ha hecho el Presidente su función, y el amor y la pasión con que la ha hecho. Así que yo, orgullosa, lo acompaño hasta el final, y mis hijos igual”. Es la respuesta a la pregunta sobre una candidatura de Zavala Gómez del Campo al Senado.
A mayor abundamiento: “Yo siempre he pensado que la autoridad está para ser autoridad, para coordinar, para poner los rumbos. Y creo que él (Calderón Hinojosa) lo ha hecho lo mejor posible”.
Toda la entrevista es una defensa directa e indirecta, con argumentos y elegancia por cierto, del quehacer presidencial de su marido, del papel desempeñado por ella como “esposa del presidente de México, Felipe Calderón”, pues no le gusta que la llamen primera dama porque “es copia de otros sistemas”.
Y es que Margarita Zavala es utilizada como fuente por Manuel Espino, para recrear un momento de la comida con Felipe del Sagrado Corazón de Jesús en la Barraca Orraca, Insurgentes Sur y Eje 5, en el año 2002, cuando la esposa le dice a su marido, el entonces coordinador de los diputados federales del Partido Acción Nacional: “–Felipe, te he estado buscando. No te reportas, tu chofer me dice que no me puede decir dónde estás. Lo forcé a que me diera tu paradero y por eso estoy aquí. Ya habíamos quedado en que no ibas a tomar”.
El alcoholismo presidencial es secreto a voces para millones de gobernados, pero usar como evidencia a Margarita Zavala resulta irrefutable, aunque naturalmente que no lo es para los que desde Tercer Grado y Milenio Diario maquillan sin recato la imagen del general de cinco estrellas.
Espino Barrientos describe la enfermedad así: “El gusto por la bebida es viejo en el presidente. Le ha hecho daño a él en lo personal y al país”.
Pero éste es apenas un pincelazo de un excelente retrato que realiza el maestro de periodistas sobre quien aún gobierna “con una enloquecida pasión por el poder personal”, con un “carácter autoritario” y un “temperamento hirviente”, con un trato “desconsiderado, autoritario, grosero” para sus colaboradores.
“Felipe Calderón no es de los que consultan antes de tomar decisiones” y “parece tener un problema de audición” y “personalísima inseguridad”, en palabras del otrora presidente del PAN.
Las voces que intervienen en el libro de apenas 128 páginas son diversas. Gustavo Carbajal comparte el rechazo que sufrió de Calderón Hinojosa a un regalo porque “–Mi padre me enseñó a odiar a los priístas”.
Al entonces presidente Vicente Fox le atribuyen la siguiente descripción: “Es un tipo muy pesado”. Y el secretario particular y vocero presidencial, Alfonso Durazo, dice que es “un hombre desconfiado y arrogante que subordina su inteligencia a lo visceral y a lo inmediato”.
Las anteriores son algunas de las ideas que le comparto, paciente lector, para interesarlo en el más reciente libro de don Julio que, finalmente, rinde honor al título de Calderón de cuerpo completo.
Cartones Internacionales.
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