Carlos Fernández-Vega (La Jornada)
Nada para presumir, desde luego, pero la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha otorgado a México un ingrato galardón: medalla de oro entre las mayores economías latinoamericanas en lo que a ocupación informal se refiere. La de plata corresponde a Argentina, y la de bronce a Brasil, con la salvedad de que en ambas naciones sudamericanas paulatinamente se ha reducido tal indicador, en número y porcentaje, mientras aquí ha sucedido todo lo contrario, a grado tal que seis de cada diez mexicanos en edad y condición de laborar se ocupan en tal sector.
De acuerdo con lo documentado por la OIT, de los 100 millones de trabajadores latinoamericanos ocupados en la informalidad, 30 millones son de nacionalidad mexicana. En la región, la tasa promedio de informalidad no agrícola es de 47.7 por ciento, pero en México, de acuerdo con las cifras del Inegi, tal proporción se eleva a 60 por ciento, con lo que nuestro país se ha ganado, por mucho y para vergüenza de todos, el indeseable primer lugar en esta materia.
Los reportes oficiales detallan que la tasa de ocupación informal en Argentina se eleva a 50 por ciento de la población económicamente activa, mientras en Brasil tal indicador es de 40 por ciento, aunque el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística indica que la ocupación informal se concentra entre los mayores de 60 años y los jóvenes de entre 16 y 24 años.
La OIT, por su parte, explica que en los últimos años América Latina ha experimentado un crecimiento levemente mayor de empleo asalariado formal que el que ocurre con la ocupación informal. Sin embargo esto no es así en el caso de México, donde el empleo informal ha superado el promedio de la región: éste ha descendido de 50 a 47.7 por ciento, y en cambio en México se estima en 60 por ciento, lo que implica ingreso cada vez más reducido, estabilidad laboral ausente, nula cobertura de seguridad social y cero prestaciones.
Cien millones de latinoamericanos en la informalidad (de ellos 30 millones de mexicanos) es una realidad socialmente explosiva a la que los gobiernos no parecen dar mayor importancia. Uno de cada dos trabajadores de la región no tiene más posibilidad que sobrevivir en la informalidad, pero en el caso mexicano la proporción se eleva a dos de cada tres, y nadie parece estar dispuesto a intentar desactivar esta bomba de tiempo. La informalidad laboral plantea un desafío prioritario para América Latina, es un problema estructural y multidimensional que requiere estrategias integradas para abordarlo.
En este contexto, la OIT advierte que nuestros cálculos indican que si todo sigue igual, aun creciendo a un ritmo de 4 por ciento como promedio anual, que no fue el caso en 2012 y seguramente tampoco lo será en 2013, la informalidad demoraría unos 55 años en reducirse a la mitad. Así, en el mejor de los casos, y sólo en el mejor, por allá de 2068 uno de cada cuatro latinoamericanos se ocuparía en el sector informal (aunque dicha estimación no aplica para el caso mexicano).
El organismo especializado estima que de aquí al año 2020, en América Latina se necesita crear poco más de 40 millones de empleos formales sólo para absorber el crecimiento de la población económicamente activa, y tal proporción se alcanzaría mediante la combinación de crecimiento económico sostenido y políticas públicas que fomenten la inclusión laboral en el sector formal, y no al revés, como desde hace tres décadas sucede en esta República de discursos.
El gran reto que enfrenta México, apunta la OIT, es el de traducir una situación económica favorable en mayor generación de empleo formal. Deben atender con sentido de urgencia desafíos relacionados con el mundo del trabajo, como por ejemplo la alta informalidad y la baja productividad que son problemas endémicos en esta región. “La informalidad laboral afecta todo el aparato productivo, y toca en forma especial al sector privado, que genera la mayor parte del empleo en la región. Y queda claro que no habrá formalidad laboral si no se avanza en la formalidad empresarial.
Otros elementos aportados por el organismo revelan que en América Latina existen 59 millones de unidades productivas privadas que generan 79 por ciento del empleo total, pero de ellas 48 millones son unipersonales, es decir, trabajadores independientes o autónomos. Con frecuencia se trata de unidades productivas sin regulación ni relación laboral. Habitualmente operan en condiciones que caen dentro de lo que se entiende por empleo informal, sin contribuciones fiscales ni protección social. Las otras 11 millones de empresas contratan trabajadores.
De estas últimas, 8.5 millones son empresas hasta de seis trabajadores, es decir, que en general son micro y pequeños establecimientos. Muchos de estos trabajadores están fuera de la nómina, sin protección social y con salarios muy bajos. Lo que poca veces se hace evidente es que muchas de estas empresas también carecen de registros comerciales o de funcionamiento, y en muchos casos están fuera de los sistemas tributarios. Entre los 2.5 millones de empresas que contratan más de seis trabajadores los índices de formalidad son mayores, pero aun así no son de 100 por ciento. De hecho, en las empresas formales cerca de 14 por ciento es empleo informal. Muchas de estas empresas sí están dentro de los canales formales de comercialización, registros y tributos pero aun así hay un segmento que no tiene a todos sus trabajadores en planillas.
La formalidad laboral no sólo se resuelve en el plano laboral, apunta la OIT, porque uno de los problemas que enfrentamos es que hay una brecha entre lo que dicen las legislaciones laborales y su cumplimiento efectivo. Cuando no hay un cumplimiento efectivo esa diferencia o brecha entre la legislación y su cumplimiento contribuye a producir la informalidad. También es importante abordar desafíos que van desde el fortalecimiento del estado de derecho a las reglas claras, del respeto a los derechos laborales a la lucha contra la corrupción, de la gobernanza empresarial al cuidado del medioambiente, del crecimiento económico a los incentivos a la formalización de pequeñas unidades productivas, del desarrollo tecnológico a la infraestructura y a la educación y formación de trabajadores.
Las rebanadas del pastel
Y más éxitos laborales: al cierre de febrero pasado la eurozona registró 19 millones de personas sin empleo (12 por ciento de la PEA)… Un solidario y fuerte abrazo para Félix Salgado Macedonio por el lamentable fallecimiento de su hermana María del Socorro.
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