La involucion presidencial de Mêxico.

jueves, 1 de agosto de 2013

Menos Pobreza Extrema y Mas Pobres a Secas.
































Eduardo Ibarra Aguirre (FORUMENLINEA) 


Entre los años 2010 y 2012 aumentó la pobreza en México, al pasar de 52.8 millones a 53.3 millones de personas, de un total de 117 millones de habitantes. Por el contrario, la población que se encuentra en pobreza extrema suma 11.5 millones de personas, 9.8 por ciento de los mexicanos, menos que hace dos años, cuando había 11.3 por ciento y sumaban 13 millones de personas.

Lo anterior, de acuerdo al reporte Medición de la Pobreza presentado por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social. Además, 45.5% de los mexicanos son pobres y 40.7 millones más (es decir 34.7%) son vulnerables y podrían caer en pobreza, ya sea por tener ingresos bajos o por no tener acceso a la educación, salud, vivienda o seguridad social.

Mediciones y pronóstico del Coneval que de inmediato llevaron al poderoso secretario de Hacienda a concluir con lo que es del conocimientos y la experiencia públicas, que los programas de transferencias directas pero condicionadas de recursos a la gente más pobre (como es el caso del Programa Oportunidades) “han sido más una herramienta de política pública de contención de la pobreza que de combate efectivo hacia la misma”.

Luis Videgaray compartió uno de sus más importantes aprendizajes de los últimos tres sexenios, consistente en que ‘‘no hay nada que genera más pobreza que las crisis”. Ejemplificó con las de 1995 (“error de diciembre”) y 2009 (financiera global), como “los eventos (sic) que más han golpeado los bolsillos de las familias mexicanas y han elevado la pobreza”. Y tiene razón, mas para ello no se requieren doctorados ni 18 años para descubrir el hilo negro y menos para concluir con las mismas recetas fondomonetaristas de las últimas tres décadas.

“Sólo con la aprobación de más reformas estructurales, como la energética y la hacendaria, México podrá generar crecimientos económicos mayores que permitan a millones de mexicanos salir de la pobreza”. Tesis que durante 1988-94 vivió sus mejores momentos y prácticamente todas sus rediciones desde Ernesto Zedillo hasta Enrique Peña, el señor que hoy entra al quirófano y al que le deseo el mejor de los éxitos, padecen sus peores temporadas hasta el punto de que ya no utilizan el concepto privatización porque la mayor parte de los gobernados lo asocia al enriquecimiento brutal de socios y amigos mexicanos del presidente en turno y aliados a las trasnacionales, rescates financieros y de otra índole a costa de los bolsillos de las mayorías cautivas, endeudamiento del país para socializar grandes pérdidas privadas, todo producto del dogmatismo hecho rumbo económico inamovible porque, parecieran decir, como el gran David Alfaro Siqueiros de los 50 del siglo pasado, “No hay más ruta que la nuestra”.

El detallado estudio del Coneval está hecho con la metodología de la pobreza que se utiliza desde 2008, y que además del ingreso mide el acceso a la alimentación, a la salud, seguridad social, el rezago educativo, calidad de espacios en la vivienda y servicios básicos en ella. Pero sus cifras fueron impugnadas enseguida por legisladores de los partidos de la Revolución, del Trabajo y Ciudadano porque las cifras “no coinciden” con las del Instituto Nacional de Estadística; existe “un recorte de beneficiarios en los padrones para borrarlos de las estadísticas de pobreza, pero siguen en el mismo estatus y con ello se aparenta una reducción de ese fenómeno”; y Martí Batres que asegura que el país tiene los niveles de pobreza de los años 60. Es decir, que el macro modelo hegemónico del capitalismo salvaje y su predecesor, el “de la economía mixta”, tuvieron a la pobreza extrema y a secas como uno de sus componentes estructurales.


















































































































































































































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