Antonio Gershenson (La Jornada)
Están en discusión pública varios aspectos de Petróleos mexicanos (Pemex), y nos ocupamos de algunas importantes. Se anuncia para este año la reforma energética.
Ya se han mencionado las intenciones oficiales de ofrecer a empresas privadas funciones de Pemex. Ahora se agrega el apetito de empresas privadas por entrar al sector energético. Se exhibe el robo masivo de combustibles de Pemex, con la participación, por lo menos pasiva, de funcionarios.
Hay otro aspecto en el que sectores oficiales se plantean, ya por un tiempo, un elemento positivo: la integración de las empresas de Pemex, que han sido divididas. Las principales son las llamadas subsidiarias, Pemex Exploración y Producción, Pemex Gas y Petroquímica Básica, Pemex Refinación y Pemex Petroquímica.
La integración reduce las múltiples burocracias de cada subsidiaria. Se eliminan las ventas internas, por ejemplo cuando Pemex Exploración y Producción le vende petróleo crudo a Pemex Refinación, precisamente para refinarlo y producir entre otros gasolina y diésel.
Hay otras empresas de Pemex más localizadas, en gran cantidad, y que deben ser eliminadas, entre otras razones porque los funcionarios las aprovechan para eludir a las instituciones de vigilancia y auditación.
Otro aspecto es el mencionado del trato con empresas privadas, en el sentido de entregarles funciones que han tenido Pemex y la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Unos que ya están en discusión entre los funcionarios son las que ya el gobierno anterior tenía tratados para ceder instituciones petroquímicas de Pemex a empresas privadas, y a futuras empresas privadas que Pemex ha o había producido.
Los funcionarios de CFE ya ni quieren acordarse de cuando esta institución construía las plantas eléctricas, las líneas de transmisión y demás. Tampoco de generar directamente la electricidad, en vez de que las empresas extranjeras les compren gas para generar y les vendan la electricidad a precios altísimos.
Ya hemos hablado también de la construcción de nuevas refinerías, muy necesaria porque, entre otras razones, la importación de gasolina y otros refinados es carísima y porque sin refinerías nos desindustrializamos.
Ya se vio que se pone en duda lo que ha sido un acuerdo, que la nueva refinería de Tula sea de Pemex. Se insinúa que haya otras de trasnacionales. No se ha hablado de plantas petroquímicas de Pemex, ni de la operación sana de las existentes.
El gas natural. Ya hemos hablado de los funcionarios del sector eléctrico y sus planes de ahogarnos, en este caso en el norte, en gas importado de Estados Unidos. También hay previsiones de exportaciones de ese país a México, hasta 2040, de autoridades de ese país vecino.
El gas planeado por los funcionarios para 2025, para el norte del país, es de mil 687 millones de pies cúbicos diarios. Para todo el país y según el pronóstico de allá y 2025 también, es de alrededor del doble de la cantidad aquí mencionada, unos 3 mil 200 millones.
La previsión de allá para 2040 es de 6 mil 850 millones, cuatro veces la cantidad para 2025. ¿Con qué estaríamos generando electricidad en México? ¿Qué harían nuestras industrias, dado que dependeríamos de importaciones en una área estratégica?
¿Qué se haría con el gas natural, cuya producción está aumentando en el sureste? Y no sólo con el gas: todas las industrias eléctricas y petroleras se irían al pozo.
Al mismo tiempo, numerosos problemas urbanos hay con el gas natural. En varias colonias las empresas españolas quieren tender y enterrar ductos y a como dé lugar venderle gas a quien se pueda.
Varios se han dado con accidentes. Desde hace años. Antes, los ductos en zonas urbanas los tendía y operaba Pemex. Se tendían señales de alarma. Ahora, el gas es un negocio, y la seguridad... bien, gracias.
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