Eduardo Ibarra Aguirre (FORUMENLINEA)
Probablemente el viernes 12 es, hasta hoy, el día más difícil para Enrique Peña Nieto como candidato presidencial. Me refiero a la actividad que es del conocimiento público, porque existen otros momentos en los encuentros y las negociaciones en su estado mayor de campaña, el paralelo no el formal, su partido y los poderes fácticos.
Para empezar, Peña Nieto salió bien librado de la aguda e intensa entrevista que le hizo Carmen Aristegui para MVS Noticias durante los 40 minutos formalmente asignados y que la talentosa conductora prolongó en beneficio de su audiencia.
La frase de que si la televisión –así genéricamente y no Televisa– hiciera presidentes, “usted sería presidente”, que le espetó Peña en respuesta a Andrés Manuel López Obrador, en el debate del domingo 6, no sólo le está resultando cara al favorito de los dos consorcios televisivos desde que arrancó su mandato como gobernador del estado de México, sino que está generando información que exhibe la faceta mercantil del trabajo de opinión de Joaquín López-Dóriga y de Héctor Aguilar Camín como conductor de Zona Abierta (zona muerta para sus parodiadores).
Desafortunada resultó la respuesta de Enrique Peña porque puso a la orden del día un tema en el que difícilmente saldrá bien librado en virtud de que durante un sexenio los televidentes de la empresa que preside Emilio Azcárraga Jean padecieron o disfrutaron de la figura y el verbo del ahora candidato. Y con su alegato Peña coloca en el debate la extendida práctica del duopolio de la televisión de presentar como información notas pagadas, lo mismo que entrevistas y comentarios.
En términos generales, el candidato del Revolucionario Institucional supo hacer frente a la andanada de preguntas de Aristegui Flores, mas otra cosa es que se escuchara y viera convincente, este asunto lo juzga cada receptor.
Mas donde el candidato tricolor no logró sortear bien su primera prueba de fuego, fue con los estudiantes de la Universidad Iberoamericana.
Impugnado hasta adjetivarlo como asesino, en forma escrita y oral, por los operativos policiacos del 3 y 4 de mayo de 2006 en Texcoco y San Salvador Atenco, estado de México, Peña Nieto ofreció una respuesta que dará muchísimo de que hablar:
“Fue una acción de autoridad, que asumo personalmente, para restablecer el orden y la paz en el legítimo derecho que tiene el Estado mexicano de hacer uso de la fuerza pública, como además fue validado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación”, respondió. Valga recordar que la SCJN dictaminó que se produjeron graves violaciones a las garantías individuales, pero no estableció responsabilidades porque no le corresponde fincarlas, “sino a un juez”.
Cedamos sin conceder. La “acción de autoridad, que asumo personalmente” implica el asesinato de Alexis Benhumea y 47 mujeres abusadas sexualmente por integrantes de la Agencia Estatal de Seguridad que portaban condones y previamente fueron estimulados en los vehículos policiacos, en que trasladaron a las detenidas, con películas de sexo explícito. De ellas 11 mujeres litigan en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en contra de Nieto.
Por ello, la antropóloga Rosalva Aída, quien tiene un amplio trabajo académico sobre tortura sexual, sostiene que “votar por el abanderado de la coalición Compromiso por México es igual a decir que a la sociedad no le importa que se viole sexualmente a las mujeres”.
Finalmente, un poco de humor a cargo del “candidato ciudadano” de Elba Esther Gordillo y el Partido Nueva Alianza, franquicia familiar esta cacique magisterial: “Me atacan porque puedo ganar. Yo ya estoy preparado porque sienten que les piso los talones”.
Cartones Internacionales.