Carlos Fernández-Vega (La Jornada)
Debieron prometerles bonificación especial, aumento de prestaciones o algo por el estilo, porque ayer de 128 posibles llegaron los 128. Casa llena en el palacio senatorial de Reforma, la casa del pueblo, donde finalmente, y por mero trámite, sus inquilinos aprobaron, en lo general, la (contra) reforma laboral sin modificar una sola letra del dictamen que semanas atrás palomeó la Cámara de Diputados. Es el regalo de despedida del Presidente del empleo para los de por sí apapachados patrones en esta democracia de, para y por los empresarios (Fox dixit).
Cien votos a favor de la iniciativa preferente enviada por el inquilino de Los Pinos, y 28 en contra. De la mano, priístas, panistas, verdes y la hija de Elba Esther Gordillo (senadora solitaria del Panal) confirmaron el sí (78 por ciento del total), mientras las famélicas bancadas de la llamada izquierda se manifestaron en sentido contrario (22 por ciento del total). Lo mejor del caso es que los autodenominados líderes (léase charros) del sector obrero tricolor votaron en bloque y alegremente por la afirmativa, tras obtener garantías suficientes de que sus feudos no serán tocados.
En este contexto, cómo olvidar el brillante discurso, con su respectivo compromiso, de uno de los que votaron por el sí, Carlos Romero Deschamps, relecto padrino del sindicato petrolero, quien apenas el sábado pasado dijo que los trabajadores seguirán siendo nuestra prioridad, por lo que actuaré, como siempre lo he venido haciendo, con todos los recursos legales, económicos y morales para defender las conquistas de todos nuestros representados, en un marco de respeto absoluto a la soberanía de la organización. ¡Ole! Para el de los aviones y los perritos.
Por allí estuvo otro de los líderes, el de la burocracia nacional, quien también votó por la afirmativa, luego de obtener las garantías referidas. Se trata del senador Joel Ayala, cabeza visible de la siempre democrática y luchona Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado, quien junto con Isaías González Cuevas, dirigente de la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos; Armando Neyra, cabecilla de la CTM en el estado de México, y el propio Romero Deschamps decidió modernizar, junto con sus compañeros de bancada, sólo a los trabajadores del apartado A.
Otra democrática dirigente sindical (Elba Esther Gordillo, la que, según dijo, no tiene vocación de cacique y lleva 23 años aferrada al hueso, más otros seis garantizados) se pronunció por la afirmativa, a través de su hija, Mónica Arriola Gordillo, la solitaria senadora del Panal. Con ella y los priístas también votaron las rémoras del PVEM. El bloque senatorial del tricolor, 54 en total, más los siete empresarios verdes y la solitaria votaron por destazar a los trabajadores y actualizar una legislación vieja (la Federal del Trabajo, de 1971), aunque nunca mencionaron que si de antigüedad se trata, la máxima ley de la República (la Constitución) es la más vieja de todas (1917). Y nadie sabe por qué se mortifican, si de cualquier forma ambas se las pasan por la entrepierna.
Arriola Gordillo, sindicalista e hija de, estuvo a favor de despedazar a los trabajadores, pero ni de lejos que le revisen las cuentas a su mamá: “cuando se discutía en lo general la minuta (esta senadora) aprovechó para adelantar que votará en contra del articulado que establece la obligación de los dirigentes sindicales de dar cuentas del manejo de los recursos y el patrimonio sindical y de hacer públicos los estatutos, contratos colectivos y demás documentos relacionados con los trabajadores. En tribuna, la hija de la dirigente vitalicia del sindicato magisterial, Elba Esther Gordillo, recalcó que no avalaría que se reintegre a la minuta el capítulo de democracia sindical porque ‘no podemos ser rehenes de la disputa por el liderazgo al seno de nuestros partidos’. Agregó que si bien es cierto que en Nueva Alianza están en favor de la democracia y la transparencia sindical (menos en el SNTE), rechazan que la democracia se imponga. ‘Los trabajadores y sus luchas la consiguen sin ser sujetos de los partidos políticos’” (La Jornada, Andrea Becerril y Víctor Ballinas). ¡Ole! Para la niña.
De los panistas ni hablar. El porro Javier Lozano como vocero y operador del grupo blanquiazul, pregonando las bondades porfirianas de contrátenlos en caliente y exigiendo a los trabajadores que aporten a la competitividad de la patria. Eso sí mostró la flexibilidad suficiente para aliarse con los priístas para lograr una cosa, y unirse a los perredistas para alcanzar otra. El y su bancada defendieron sin rubor alguno lo maravilloso que para los mexicanos resulta tener outsourcing legalizado, y nadie dudó de su pasión por este esquema, pues en la segunda docena trágica (con Fox y Calderón en Los Pinos) este tipo de contratación ilegal creció como la espuma: 170 por ciento, de acuerdo con información del Centro de Investigación Laboral y Asesoría Sindical, publicada por La Jornada, y el ex secretario del Trabajo dice que no se enteró. ¡Ole para el prianista!
Treinta y ocho senadores blanquiazules votaron por la afirmativa junto con los tricolores para destazar a los trabajadores mientras, sin pena ni gloria, los 22 perredistas, cinco petistas y la única del movimiento ciudadano lo hicieron por la negativa, sólo en espera de concretar su alianza con Acción Nacional únicamente para el asunto de las reservas en materia de transparencia sindical, las cuales, seguramente, pasarán de largo, como sucedió en la Cámara de Diputados, donde también despachan otros líderes obreros que protegen a los trabajadores.
Defensor de la decisión de su partido, el tricolor, de apoyar la reforma laboral por el bien de los mexicanos y el futuro de la patria, el senador David Penchyna aportó más bolas al engrudo: la reforma laboral por sí sola no generará más empleos ni combatirá el mayor de lo flagelos de nuestra economía: la desigualdad en el ingreso. Entonces, ¿para qué la aprobaron? Pues muy fácil (según el hidalguense): porque nosotros vamos a impulsar una agenda consecuente y lógica, a efecto de generar las condiciones que impulsen las reformas energética, hacendaria y educativa para que acompañen este primer esfuerzo. ¡Ole con ole! para el damnificado del dedo medio.
Entonces, reforma ya, outsourcing para todos.
Las rebanadas del pastel ¿Qué falta? Sólo la cereza para coronar el pastel: que Felipe Calderón promulgue la moderna ley, que Enrique Peña Nieto y patrones que lo acompañan la ejecuten, y que a la brevedad los mexicanos busquen refugio en la embajada de su preferencia.
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