Carlos Fernandez-Vega (La Jornada)
Concentrada la atención en la multimillonaria ordeña” que practica la banca trasnacional en México –actriz central, sin duda, en eso que los tecnócratas alegremente llaman “exportación de capitales”–, La Jornada ha tenido el ojo periodístico de ubicar el expolio en su exacta dimensión: tres décadas después de aquel famoso sexto informe de gobierno de José López Portillo (“ya nos saquearon; no nos volverán a saquear”, decía), el despojo económico no sólo goza de cabal salud, sino que a estas alturas resulta sustancialmente superior al denunciado en 1982 por el entonces inquilino de Los Pinos. Se trata, pues, de la república permanentemente “ordeñada” por los menos –el gran capital, nacional y foráneo, con la anuencia de gobierno y Congreso–, a costillas de los más.
Semanas atrás, la directiva del único banco mexicano que se mantiene como tal desde la reprivatización salinista de 1991-1992 denunció que “los bancos extranjeros con actividades en México están ordeñando al país; el hecho de que esas firmas foráneas pagan a sus accionistas dividendos en proporción tres veces mayor que los bancos de capital nacional, ha significado una reducción en la oferta de financiamiento a la economía mexicana. Las filiales de bancos extranjeros en México pagan a sus accionistas un dividendo por el equivalente, en promedio, a 70 por ciento de las ganancias que obtienen aquí, aunque en algún caso el dividendo equivale a 130 por ciento de las ganancias”. Lo anterior, implica que entre 2003 y 2011 “salieron” del país no menos de 20 mil millones de dólares por tal concepto. Así, “los ahorros internos se utilizan para recapitalizar a los bancos extranjeros, privando a México de recursos”.
Pues bien, lo anterior, si bien escalofriante, resulta ser sólo una parte del saqueo que practica la élite económica del país, pues la “ordeña” no se limita a la practicada por las trasnacionales financieras. La Jornada nos ilustra: “la suma de los depósitos enviados a bancos del exterior más las inversiones realizadas por mexicanos fuera del país desde el inicio del gobierno actual alcanza 71 mil 443 millones de dólares, cantidad que, para efectos comparativos, casi duplica el saldo de la deuda externa neta del gobierno federal en diciembre de 2006 que, según datos de la Secretaría de Hacienda, fue de 39 mil 806 millones de dólares. En el transcurso de las dos administraciones federales a cargo del Partido Acción Nacional, que se hizo con la Presidencia de la República en diciembre de 2000, el monto de recursos que han sido transferidos hacia el extranjero, ya sea para ser abonados en cuentas bancarias o para concretar inversiones directas, es decir, en bienes productivos, supera los 100 mil millones de dólares, prácticamente el doble del saldo de la deuda externa neta del gobierno federal que, al finalizar 2000, se situaba en 51 mil 190 millones de dólares”.
Entre enero de 2001 y marzo de 2012, “ciudadanos mexicanos –ya sea como particulares o a cuenta de empresas– han transferido recursos para ser depositados en cuentas bancarias del exterior por 37 mil 614.83 millones de dólares. Otros 65 mil 10.82 millones de dólares han sido enviados al extranjero para la adquisición de activos productivos, estableció la información actualizada este viernes por el banco central al dar a conocer el resultado de la balanza de pagos en el primer trimestre de 2012. En el primer trimestre de este año, la suma de recursos transferidos de México al exterior tanto, para ser abonados en cuentas bancarias como para financiar proyectos de inversión directa fue de 4 mil 313.4 millones de dólares. Esta cantidad fue superior en 257 por ciento a los recursos que trajeron al país empresarios del exterior para realizar nuevas inversiones, que fueron de mil 207.5 millones de dólares” (La Jornada, Roberto González amador).
Con el documentado balance que se cita queda claro que con Felipe Calderón en la residencia oficial la “exportación de capitales” alcanzó un nivel histórico, mucho mayor que el denunciado aquel primero de septiembre de 1982 por José López Portillo, saqueo que –según lo argumentado por JLP– no sólo provocó en aquel año el estallido de la crisis, sino la expropiación bancaria y la instauración del control cambiario. Para contextualizar todo esto, compárese el saldo del calderonato y de la dupla panista en Los Pinos, con el denunciado por José López Portillo en su sexto y último informe de gobierno:
“Conservadoramente podemos afirmar que de la economía mexicana han salido ya, en los dos o tres últimos años, por lo menos 22 mil millones de dólares, y se ha generado una deuda privada no registrada, para pagar hipotecas, mantenimiento e impuestos, por más de 20 mil millones de dólares que se adicionan a la deuda externa del país, cantidades que sumadas a los 12 mil millones de mexdólares, hacen un total de 54 mil millones de dólares… Puedo afirmar que en unos cuantos, recientes años, ha sido un grupo de mexicanos, sean los que fueren –en uso, cierto es, de derechos y libertades, pero encabezados, aconsejados y apoyados por los bancos privados–, los que han sacado más dinero del país que los imperios que nos han explotado desde el principio de nuestra historia… Se nos fue el ahorro de estos años… La especulación y el rentismo se traducen en una multiplicación de la riqueza de unos pocos sin producir nada, y proviene necesariamente del simple despojo de los que producen. A la larga conduce inevitablemente a la ruina…”. Efectivamente, en ruinas está la economía mexicana para la mayoría, pero en jauja para la minoría que ha convertido a México en su negocio particular y al saqueo en su deporte preferido.
Y como se comentó recientemente en este espacio, los “exportadores de capitales” no son otros que los barones que públicamente “apoyan” al gobierno en turno y exhortan a “fortalecer el estado de derecho, impulsar el desarrollo del país, incrementar la inversión interna y aumentar la generación de empleo”, pero que en privado “ordeñan” a la economía interna para invertir en terceras naciones. México, pues, se mantiene como el cuerno de la abundancia, pero con grandes ubres.
Las rebanadas del pastel
Igual que al modelo económico, al sistema político mexicano le urge un cambio real y de fondo, porque a lo largo de 30 años los mismos personajes han tomado las mismas decisiones y han cometido las mismas barbaridades, y allí están los resultados. La estructura está putrefacta. Por eso, con el naciente movimiento estudiantil un halo de esperanza abraza a México.
cfvmexico_sa@hotmail.com
Cartones Internacionales.
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